Este año, al hacer las maletas para irme de vacaciones, me acordé de hacerme un mazo de Magic de los míos pero optimizado un poco y aprovechar que veía a la familia para echarle una partida a la prima (la llamaremos Ofelia por respetar su privacidad) de mi mujer, que juega a estas cosas, para ver cómo sería el choque generacional y, de paso, sacarme tema para una entrada.
- La mayoría de mis cartas tienen más años que mi oponente. Y no son particularmente buenas. Eso de "Ah, pues si te jugó esto lo que necesitas es..." olvidadlo: no lo tengo. Seguro.
- Ninguno de los dos mazos era bueno-bueno. El de Ofelia tiene un poquito más de sinergias pero el mío, ni eso. Yo intenté hacerme algo similar a lo que jugaba en los torneos de Huesca pero tengo dispersas las cartas en muchos mazos y me costó tiempo encontrar todo lo que quería. En fin, excusas baratas.
- Solo echamos una partida. Al final, hasta de vacaciones nos falta tiempo para hacer cosas. Qué tiempos, señor. Hemos decidido intentar hacer de esto una tradición anual. Que no se diga.
- Soy un inculto en materia de Magic. Resulta irónico para alguien que colabora en este blog pero es lo que hay.
En fin.
Yo jugué con un mazo clásico blanco y negro que se basa en bajar criaturas baratas, engordarlas e ir destruyendo las del oponente. Tuve la decencia de incluir algunas fuentes de maná extra (una piedra de Fellwar, un anillo de Sisay...) que siempre son útiles.
(Jajá, mira que momia, mira. Llora y muere, Ofelia...)
El de Ofelia lo he visto en acción unas cuantas veces y todavía no tengo claro lo que hace porque cada carta es un despiporre de opciones por cuatro duros (y no son nada del otro jueves hoy en día). Al final, salen unas criaturas monstruosas por costes irrisorios que me pasaron por encima.
(Simple comparación de fuentes de maná alternativas)
Frente a mis tierras básicas, Ofelia jugaba tierras raras que le daban toda suerte de ventajas (ella encuentra adorable que en los pantanos te diga que hay que girarlos para que den maná negro).
(Si alguien está pensando en decirme una carta para emplear contra todo esto, que se lo ahorre: NO LA TENGO)
Es interesante que, con los años, el Magic ha ido evolucionando y, a medida que han salido cartas nuevas, la única forma de no atascarse permanentemente es que, por el mismo maná, te den más cosas. Sencillamente, es imposible poder seguir creando cartas y que todas estén equilibradas entre ellas.
(Yo pasándolo mal para engordar a los Iniciados y Ofelia me jugaba cartas que tenían hasta costes optativos por si no le llegaba el maná)
(Una de las cartas más modernas de mi mazo. Hizo lo suyo, que ya es algo)
Gabriel, otra diferencia entre vieja guardia y sangre nueva es que Ofelia lleva las cartas protegidas en fundas (y de color azul, nada de las clásicas negras) y tú sin nada... :-)
ResponderEliminarYo tengo una anécdota similar. En 2006 jugué varias partidas con un compañero de piso más joven que yo; él había empezado a jugar más tarde, por lo que tenía cartas de ampliaciones recientes que yo no conocía. Por el contrario, yo tenía cartas más antiguas (desde 4ª).
Como en los últimos años las cartas que sacaba WOTC cada vez eran más flojas le comenté que, seguramente, le iba a ganar (es como si yo jugase Tipo 1 sin las cartas más poderosas y él Tipo 2). Y así fue. Además, se pillaba unos cabreos enormes.
Hoy en día, sin embargo, creo que sería al revés, pues según me han contado las criaturas han ganado mucho y son superiores a lo que yo manejaba en ese momento: Hypnotic Spectar, Kird Ape, Erhnam Djinn...
Y no sólo eso: las nuevas generaciones ponen las tierras detrás y las criaturas delante. HAY QUE ESTAR MAJARA.
EliminarEn un momento dado, los hechizos eran mucho más poderosos que las criaturas y lo cambiaron: ahora, cualquier bicho de tres al cuarto tiene efectos al jugarse, habilidades poderosas y atributos elevados por unos precios irrisorios. Me puse la Momia Ciclopea por las risas, que u. 2/1 por dos de maná de antes podía incluso tener defectos...